REQUIEM POR EL PRETERITO COTIDIANO





Aunque escuche "time stand still" el tiempo no se ha parado y prometo que esta va a ser la ultima entrada con tintes melancolicos en una larga pero que muy larga temporada, pero me gustaria recordaros que en el lugar donde ultimamente nos tomamos un respiro del trabajo entre semana escuchando a musicos amateur intentando no desentonar era una tienda donde vendian perlè maquinas de tricotar y en la que al entrar sentias una calidez que te envolvia, daba la impresion de que te podias tumbar a hibernar alli entre tanta madeja de lana e hilos de colores guitternan, de hecho creo que descubri la amplitud del espectro cromatico en aquel expositor de hilos que debia contener miles de carretes pequeñitos ordenados en funcion de su longitud de onda con una precision casi microscopica, me diò muchisima pena cuando vi esa obra de arte que era el cartel de "pingoun esmeralda" tirado en un contenedor hace ya un par de años, no le di la suficiente importancia, simplemente me dio mucha pena, pero ayer volvi a ver al matrimonio tan peculiar que regento esa tienda durante decadas y empece a pensar en los cientos de veces que entre alli, en la cantidad de ovillos de hilo turquesa , violeta, crema, amarillo chillo, berenjena, rojo carmin, tierra, cian, que deshice .. en esa moqueta color azul digna de la morada de Alberto Closas en "la gran familia" algunos podreis pensar que entre tanta madeja y tanto colorin algo raro tendria que haber salido, pero precisamente son esas experiencias las que me hacen mas humano y sensible, tambien pase mucho tiempo de mi infancia entre talleres, galpones y naves industriales con mi padre y esos mundos tan diferentes los asimile y fusionè a mi manera, pero quiza a nivel emocional una tienda de estas caracteristicas es mas facilmente recordable con cierta añoranza que los inmundos baños comunes de el taller almacen de posadas en la calle regueiro, que tenian su encanto sin duda, pero nunca comparable a la esponjosidad y el colorismo de la tienda de lanas de la esquina, podria sguir recordando la cantidad de peliculas que veiamos en el cine ronsel e intentar rememorar cual fuè la ultima vez que vi a mi osito de peluche azul mohino casi manco y totalmente estropajoso que tanto tiempo me acompaño pero eso seria una ardua tarea que me podria provocar un choque con lo preterito tan bestial que mejor dejarlo aqui and move forward

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que extraño que no hayas dicho nada del caracteristico olor a moho del Ronsel

Anónimo dijo...

El que olia a moho era el tamberlick, en el ronsel predominaba el olor a rancio, el fraga cheiraba a viejo y a madrea podrida y el plata a humedad, entrañables olores todos ellos

Anónimo dijo...

Lo más bonito de todo esto es que me estoy dando cuenta que detras de esa mascara que tienes (que da la sensación que nada te importa ) guardas una gran sensibilidad. Los recuerdos seran distintos pero basados en las mismas cosas, nuestra infancia esta llena de madejas de lana y agujas de calcetar. Creo que le estoy cogiendo el gusto a leer diariamente tu bolgger (sigo sin saber como coño se escribe).
Por cierto TENEMOS CASA, en un pueblo llamado Sobrada que pertenece a Tomiño muy cerca del rio Miño (cada dia soy mas portuguesa).
Un beso