Hace un tiempo descubri gracias a un señor que solia comentar los partidos de la NBA de una manera muy efusiva a un señor de pelo rizo gafas metalicas redondas y muy, bueno bastante feo que creaba una musica con una guitarra acustica que ejercia en mi el efecto que ningun tranquilizante podria generar nunca , Robin Bullock se llama y poco despues de haberme hartado un poco de la washburn electroacustica de Craig Chaquico y de que la ruta de la seda de Kitaro no me pareciese mas que la banda sonora ideal para una peli premio de la critica en cannes y poco mas ,este hombre consiguio que volviese a recuperar la fe en la musica tranquila, si señores para una persona como yo que defenderia el legado de zodiac mindwarp and the love reaction o los himnos de skid row y la actitud de Jhonny thunders con los puños en cualquier callejon oscuro es necesario de vez en cuando un poco de harmonia y relajacion justo a unos minutos y a unos dias de la noche mas corta del año porque mi cuello no tolera un headbanging constante pero con esta clase de artistas me sucede que el interes se disipa rapidamente como unas gotas de leche en un cafe muy cargado, no creo que me lleve a la tumba a ningun artista new age por eso poco a poco los desecho hasta que descubro a algun nombre nuevo que vuelve a calmar mi recurrente estado de enervamiento social y el que lo ha conseguido esta ultima temporada se llama Alex de Grassi, y lo curioso es que no se ni como lo descubri ni que cara tiene y realmente es algo que poco o nada me importa con tal de que siga creando temas como A momenctary change of heart , Blood and Jasmine o esa maravilla acustica titulada turning turning back lo demas me dara igual, pero podeis tener por seguro que si me tropiezo con esas melodias en cualquier intercambiador de cualquier metro del mundo lo reconoceré y me dare media vuelta para agradecerle todos estos instantes de tranquilidad que ningun laboratorio farmaceutico ni ningun opiacio cultivado con amor en alguna recondita altiplanicie peruana podran nunca igualar, esos instantes en los que miras por una ventana que se termina convirtiendo en un espejo a traves el que observarte a ti mismo sin necesidad de sentirte reflejado ni de tener los ojos abiertos, todo gracias a la melodia generada por las cuerdas de una guitarra de un banjo de una mandolina...
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